VALLE DEL ERESMA.-
La convocatoria era a las 9.30h en el área recreativa de la Boca del Asno, en la zona de la sierra situada en la provincia de Segovia. El madrugón, no nos lo quitó nadie, pero nos sirvió para encontrar rápido acomodo a nuestros autos, bien situados a la sombra y bajo tendejón, cosa que más tarde hubiera sido imposible. El lugar a nuestro regreso a las 17h, había cambiado por completo: coches y gente por doquier y el chiringuito, ya abierto y con cola para pedir, nos sirvió para reponer fuerzas y reposar antes del regreso.
Empezamos temprano, pues. Eso tiene la ventaja del frescor de la mañana para iniciar la caminata y la ausencia de masificación que nos encotramos a la vuelta. El planteamiento de la ruta, parecía bueno y se confirmó a lo largo del trayecto. Nuestro guía Ángel, se portó. Siempre pensando en nosotros, en nuestra comodidad y la de nuestros perretes. Orienándonos sobre sobre nuestro comportamiento y el de los canes en un lugar protegido y expliándonos, en las preceptivas pausas, las características y origen del lugar que estábamos visitando, de extraordinaria belleza e historia.
El río ERESMA, nace en los Siete Picos y junto con el río Lozoya, transcurre conformando un amplio valle, por El Valle de Valsaín, hasta que se une con el río Adaja, más adelante, que a su vez es afluente del Duero, pasando las aguas que vimos fluir por Segovia y Valladolid.
El nombre del río ERESMA, viene del celta y significa, «río que rodea la ciudad» y la ruta, cuyo nombre lleva, ha transcurrido por su cauce derecho en el denominado «camino de las pesquerías», pues era zona de coto privado de pesca del Rey Carlos III y también zona de recreo, para paseo y baños. Va, desde La Granja hasta Siete Picos y está cubierto por amplias piedras a modo de asfaltado de aquellos tiempos, para facilitar el tránsito de los acompañantes reales y el propio monarca, y que hacen muy cómodo el caminar hoy en dia. Nuestra ruta estuvo diseñada a lo largo de este camino real, incluído en El Valle de Valsaín, que contiene uno de los pinares más importantes de España en cuanto a su riqueza maderera y de calidad, junto con los de Soria. Y así, a la sombra de los pinares, tapizados por helechos, ha transcurrido la ruta, cómoda y apta para todos los públicos, jóvenes y mayores.
Siendo área protegida debido a esta riqueza forestal, nuestra satisfacción fue enorme, al poder pasear por allí llevando a nuestros perrros sueltos y en manada. Incluso, la senda tiene sello real de calidad, impreso en una roca que se llama «Peña de la barca» debido a que su forma, asemeja la de un barco. La gente se sube a ella, porque les suscita curiosidad, y se hacen fotos, pero muchos de ellos desconocen su origen y el significado del sello con la corona real. Al margen del camino, más allá de la boca del asno y ceca del área de recreo de los asientos, está situada, viendo pasar los siglos y dando fe de la calidad de la senda e imagino que de la riqueza de la pesca del río ERESMA.
No descubrimos el aserradero que existe en El Valle de Valsaín, y que funciona desde el siglo XVI, pero si el «puente de los 23 pilares», conocido así porque cuenta con ese número de pilares de piedra que sustentan un acueducto que aún hoy abastece de agua al pueblo de Valsaín y que sigue en pie, imagino que con los sucesivas reformas, desde el siglo XVI, y va desde Peñalara a Valsaín. En Valsaín, se situaba inicialmente el Palacio Real, que fue destruído por un incendió y esa es la causa por la que posteriormente fue trasaladado a La Granja, lugar en el que le conocemos hoy en día. De ahí el acueducto y el camino real por el que caminamos disfrutando tanto del entorno.
Queda pendiente, para próxima convocatoria, la continuación por El Valle de Valsaín, que algunos, embrujados por el entorno propusieron.
Ruta amigable, cómoda y sencilla.Muy recomendable.
Ahora, deseando que la próxima convocatoria sea tan satisfactoria. Será este domingo.
Ágata Piernas
14/07/2017