Dicho se con retintín, pues no se trata aquí de hacer un alegato a favor de las buenas personas, entre las que por supuesto me incluyo.
Nuestros abuelos y también nuestros padres nos inculcaron que algunas personas son esencialmente buenas y otras esencialmente malas, llegando con el tiempo a hacer nuestros estos criterios, etiquetando a determinadas personas y relacionándonos o no con ellas conforme a la clasificación que de ellas hacíamos.
No sólo en la familia se nos inculcaron estos criterios, sino también en el colegio religioso en el que cursamos algunos nuestros estudios de bachiller, pues era un colegio de marcado espíritu católico. Entre las amistades de mi generación también predomina este pensamiento, aunque pertenezcan a otros colectivos diferentes.
Con la madurez y la perspectiva que nos dan algunos años cumplidos, nos damos cuenta que, si bien esos criterios nos fueron útiles en épocas pasadas, hoy por hoy, nos resultan obsoletos y simplones, pues la vida nos ha hecho vivir experiencias que han favorecido que formemos nuestros propios criterios en este aspecto,y éstos, nada tienen que ver con la dicotomía entre buenos y malos.
¿Qué se piensa hoy en día en relación con este tema?
Hoy en día, se piensa que algunas personas son mejores que otras, y que en la diversidad está la esencia de la sociedad. Nadie se cree esencialemente bueno ni esencialmente malo, ni consiente en que nadie se lo atribuya etiquetándole. En las personas, hay actuaciones buenas y actuaciones malas.Y esto es así en todas las personas. Y ello no te hace esencialmente bueno ni malo, te hace diferente a los demás dependiendo del tipo de decisiones que tomes. Diferente en algunos aspectos, igual en otros.
El que a sabiendas, quiere causar mal a otro, no es una mala persona, es un delincuente o tiene algún tipo de trastorno que le convierte en irracional, pues no va en la esencia de la naturaleza humana dañar a otro. Como sabemos es jurídicamente reprobable.
Dicho esto, propongo a la gente que se sienta identificada con esto, que se relacione con todo tipo de personas, mientras más diversas, mejor. Y que, desarrollando el espíritu crítico, aprendan a valorar las buenas cualidades que sean compatibles ellas mismas y aprendan a ser hábiles en esquivar sus cualiades incompatibles. Estas habilidades y tolerancia son buen bagaje para la propia madurez y enriquecimiento personal.
Ágata Piernas
12/02/2017
EL CAMINO Y EL DESTINO.-
Los objetivos que nos marquemos en nuestra vida, van a ser tan importantes como el alimento que tomemos o el aire que respiremos. Esto es cierto.
Son importantes porque significan nuestro rumbo en una determinada etapa, que si bien van a venir marcados por variables como las circunstancias, eso no debe mermar nuestra capacidad de decidirlos en cada momento.
Es cierto que a veces, caminamos sin rumbo o parece que nuestro objetivo no existe, y así nos movemos aleatoriamente como una hoja al viento. Yo diría que incluso esos momentos son necesarios, para determinar con más claridad que paso dar a continuación.
Hay también momentos de gran incertidumbre, como los que suponen el tránsito de una etapa a otra, que puede ser más o menos duradero en el tiempo, en los que sólo nos queda sobrevivir nadando para no hundirnos.
Pero lo que realmente da sentido a nuestra vida, piensan algunos, es la consecución de nuestros objetivos. Objetivos grandes, pequeños objetivos, objetivos diarios, objetivos a corto, medio y largo plazo. Objetivos vitales y objetivos personales. Objetivos sentimentales y objetivos materiales…
En fin, todo un elenco de objetivos, que van a determinar, en muchos casos, nuestro caminar diario.
Algunos los llamarían retos, queriendo dar un tono más trascendental al objetivo concreto, pero no dejarían de ser objetivos en uno u otro ámbito.
Si bien es importante tener objetivos, la vida me ha enseñado, después de muchas vivencias, que unas veces los objetivos se consiguen y otras no. Dependiendo del tipo de educación que hayas recibido, eso puede afectar a tu ego, y suponer o bien un gran triunfo o una gran frustración. Ya no me vale el todo vale para conseguir un objetivo.
Y por ello, he aprendido o más bien estoy aprendiendo. Y he comprendido que en la vida, lo importante no es siempre conseguir los objetivos.
El disfrute está en el camino, en el paso a paso que a cada momento damos en pos del objetivo. Que el trayecto y los medios que ponemos para avanzar, es el verdadero objetivo. El objetivo es el medio, no el resultado. Ya no me vale el todo vale para conseguir un objetivo siempre.
Y he constatado también, y esto quizás sea lo más importante, que a cada paso se aprende, y ese aprendizaje es lo que realmente le da valor a nuestro caminar. Ese es el objetivo vital más importante: APRENDER.
Y por ello, en nuestro caminar diario, nada ni nadie debería bloquearnos. Si nos comportamos con la suficiente lucidez para saber lo que está pasando y la predisposición para encajar las circunstancias como un aprendizaje, todo fluirá hacia su objetivo naturalmente, sin rigideces, ni tensiones, ni esfuerzos titánicos.
Y en tu caso…¿cuál es tu objetivo?
Ágata Piernas
29/01/2017
LA VIDA SIN REFERENCIAS
Mientras la gran mayoría espera tensa el momento de la decisión olímpica del COI, voy, poco a poco, clarificando mis ideas.
Al igual que algunos promulgan la defensa de tolerar no saber lo que se quiere, pero no justifican no saber lo que no se quiere, voy despejando incógnitas en mi mente.
No para saber si Madrid será o no sede olímpica en 2020, que ojalá, sino sobre como se deben dirigir los pasos una vez se decide tomar un camino diferente al que se ha andado hasta ahora.
No es tarea fácil. Algunos dejan en este tramo la salud, la estabilidad emocional y psicológica e incluso al vida, sin llegar a culminar la transición precisa para la adaptación.
Me refiero a situaciones vitales que me parecen trascendentes a priori para las personas adultas. Y no me refiero a cambios en la situación familiar, cuya reflexión plasmare en otro lugar, sino a situaciones de cambio unipersonal ante la vida. Tales pueden ser el paso de una vida activa, intelectual y fisicamente activa, a una situación de inactividad al mismo nivel, tras la jubilación. A situaciones de cambio de ciudad, con lo que ello supone de cambio de escenario, amistades, ocio, abastecimiento y casa, aunque se trabaje. A situaciones de recuperación tras una larga enfermedad. Pasar de una situación de larga inactividad a otra de comienzo de una actividad intensa Y otras más livianas como cambió de trabajo, aunque sea en la misma ciudad o empresa cambio de pareja y círculos anejos, cambios de amistades, o simplemente cambio de domicilio, o cambio de barrio.
Todo ello, supone muchas sensaciones encontradas que pueden llegar a bloquear la conducta.
En primer lugar producen desazón, desconcierto y ansiedad con distinta intensidad dependiendo del nivel de temor o miedo que produzca la nueva situación y la capacidad de reacción frente al reto.
En segundo lugar, y una vez superada la primera fase del temor y desconfianza, cuya intensidad sin duda depende de la inseguridad de cada uno, viene la fase de toma de posesión del nuevo lugar o situación, en el que habremos de desplegar una estrategia para integramos plenamente o de la forma más adaptativa posible.
Si esta etapa no se colma debidamente y con la suficiente firmeza, las bases no serán sólidas y la nueva edificación que se pretende construir con el cambio, tarde o temprano peligrara.
Es importante también, a los mismos efectos de integracion en el medio, intentar no poner toda la carne en el asador o no poner todos los huevos en la misma cesta. Con esto se quiere trasmitir que una edificación sólida no puede tener sólo un pilar, sino que han de ser varios los que la sustente y en cada uno de ellos debemos administrar los recursos. No se pueden entregar todas las energías y habilidades y tiempo al trabajo, a las amistades o a esa nueva pareja. Hay que dosificarse, pues de lo contrario, habrá descompensacion en la fortaleza de unos y raquitismo en otros pilares.
No es posible, y hay que tenerlo claro, construir sobre dos pilares, pues el edificio de tambaleara a la primera ráfaga de viento fuerte. Pero yo me planteo si es posible construir sobre tres. Tal vez, sea posible. Yo lo estoy intentando. Tal vez sea necesario y se me viene a la cabeza el caso muy cercano de una amiga entrañable, que esta también edificando sobre tres. Espero que nuestra andadura sea cómplice y alentadora en este aspecto.
De no distribuir nuestros recursos en los diferentes compartimentos, podemos desequilibrar la estructura y nuestra fortaleza, y podemos enfermar.
Y el caso más complicado de todos ellos, sería cuando todos estos cambios mencionados, se producen durante la convalecencia de una enfermedad grave, intentando salir adelante en el proceso de curación. Se nos antoja que todo se dilata en el tiempo aún más, puesto que las fuerzas no siempre acompañan, ni la claridad de ideas, ni los demás recursos personales.
En este proceso, nadie esta a salvó de un tropiezo, un mal paso, o un revés del destino. ¿ qué hacer en estos casos? Cuando los recursos funcionan a medio gas y la vida se nos vuelve en contra.
Pues lo que no se puede hacer, y aquí enlazo con el principio del artículo, es atrincherarse en casa o en el despacho o en el interior de uno mismo. Ahí empieza a crearse el caldo de cultivo que alimentara los malos afectos que nos llevarán a la autodestrucción por envenenamiento. Eso lo tengo claro ya. Lo que no se puede hacer, es crisparse con el entorno, porque nuestro camino no sigue el rumbo que desearíamos, pues es en esa vereda donde encontraremos los asideros para continuar caminando. Y si aún así, que también puede pasar, todo se nos pone en contra o al menos eso nos parece, hay que buscar ayuda profesional, sin mayor dilación.
Ahora bien, ¿ verdad que ninguno de nosotros somos titanes? Pues estos pasos o pautas para sobrellevar las transiciones, pueden y deben ser compartidos. Con quien se quiera, con quien se busque o con quien surja en el peor de los casos.
De lo contrario, el cambio nos parecerá en muchas ocasiones, irreal o surrealista. más que un sueño, a veces, una pesadilla.
Ágata Piernas
9/9/2013