
Aquellas noches de sueño interrumpido, pasaron a la historia. Aquellas rebeldías exacerbadas y tus trastadas descomunales, también. Hoy ya se puede contar, antes no, pues me parecía una situación poco menos que irreversible. Llegué a pensar lo peor.
Mi sensación de culpa por no atenderte bien, se difuminó al mismo tiempo que los hizo mi mal humor. Ahora sé, que la pandemia y sus brutales confinamientos autoimpuestos, también te afectaron a tí. A tu carácter que estaba en formación y a tu capacidad de relacionarte con tus congéneres, oportunidad de la que ambos nos vimos privados.

Afortunadamente pudimos cogerlo a tiempo. Unos días más y se nos hubiera escapado de las manos, en tu caso.Y estas palabras no son mías, sino de la artífice de tu restablecimiento, que junto con mi paciente y seria colaboración ha conseguido que ahora mismo estes tumbado a mis pies, tranquilo, en vez de mordiendo muebles. La maga se llama Daniela y conocimientos y experiencia en comportamiento animal, le sobran. Nuestro caso, así lo acredita.
Fue un día lluvioso cuando vino a visitarnos. La visita estuvo a punto de suspenderse. Ese día llovía con intensidad. Finalmente vino y menos mal. Agradecimiento es lo que tengo para esta enorme profesional, que ha hecho que nuestra convivencia haya cambiado de forma radical y sea ahora muy aceptable, con el consiguiente aumento de nuestra calidad de vida. Gracias Daniela.

Te vió, te observó y enseguida te caló. Y con un par de toques, a los que te revolviste sin compasión, te puso en tu sitio y empezaste a comportarte como lo que eres, un perro, situación ésta, que no parecías tener muy clara ni asumida.
Nos puso en tratamiento. Cambiaste los esquemas mentales y estás portándote como un perro civilizado desde hace tiempo. Han transcurrido casi tres meses y los resultados son notables.
Bajo su control y con mucha paciencia y determinación, hemos obtenido grandes cambios de los cuales hoy nos sentimos orgullosas. Aspectos mejorables hay, pero son menores. Todavía seguimos trabajando en ellos, pero ya con una base que al principio era inexistente. Esto hace que todo sea mucho más sencillo.
Como complemento, asistimos a clases de adiestramiento canino el Club que nos ha recomendado, que es cercano y cordial. Seriedad y constancia, hacen que las lecciones explicadas, y ejecutadas con corrección allí, sean practicadas en casa para formar hábitos indelebles en tu conducta.

Todavía nos quedan algunos aprendizajes, seguro que fructíferos.
Y esta ha sido la peor parte de tu existencia, aunque no se nota porque lo hemos llevado francamente bien.
Los profesionales y nuestro trabajo, continúan dando sus frutos, y esto llegará hasta donde nosotros queramos. Seguramente en una convivencia mucho más intensa que hasta ahora, en una vivienda o similar, tal vez lejos de aquí. O no.
Te quiero tanto.
Agata Piernas
25/6/21