En nuestros coches, con el equipaje preparado y nuestros perros ubicados, emprendimos viaje a la histórica Tierra de León, dónde nos esperaban no pocas experiencias, nuevas y enriquecedoras todas ellas.
Tras superar el atasco a la salida de Madrid, nos reunimos en un café de carretera para coordinarnos y rematar nuestros planes. Cuatro personas y cuatro perros, emprendimos a las 10:00h lo que iba a ser un Puente de Mayo en León, el del 2018.
Ilusionados y motivados, pero también prudentes y quizás algo recelosos por cómo podría resultar la experiencia, llegamos a la hora de comer a lo que sería nuestro alojamiento durante estos días en Garrafe de Torio. Tras un vistazo desde el exterior, que pareció convencernos, el dueño de la casa, nos presentó su interior. Se acercaba bastante a lo que esperábamos. En esta ocasión internet había resultado ser veraz. Una habitación para cada uno, salón, cocina y baño, junto con un patio y un pequeño jardín dónde tomar el sol, nos dieron la bienvenida en un soleado dia de finales de abril. La casa, una tradicional casa de pueblo leonesa, agradable y confortable.
Lo que vendría después, en cuanto a climatología se refiere, no fue lo que nos hubiese gustado, pues hasta nevar vimos. Lo compensaron la calefacción de la casa y una chimenea, que hizo las delicias de alguna, que nos sirvió de confortable refugio en estas frías tardes primaverales leonesas.
Lógicamente, de alguna manera nos teníamos que compensar, aunque a decir verdad, tampoco el mal tiempo nos impidió nada: ni salir con nuestros perros a hacer rutas, ni desplazarnos a otros lugares para conocerlos y disfrutar de su excelente gastronomía, ni visitar el rico patrimonio arquitectónico de la capital, ni conocer la naturaleza salvaje a través de sus cuevas y formaciones calcáreas características: coraloides, estalactitas y estalagmitas, en la Cueva de Llamazares.
Pero si por algo se ha caracterizado este viaje, además de por lo ya dicho, ha sido por las rutas gastronómicas que nos hemos marcado. Los participantes, lo podrán confirmar si así lo desean, motivados quizás por el estomágo satifecho que en cada una de nuestras paradas en estas peculiares rutas, han logrado. Y ha habido de todo, desde comida tradicional leonesa en una bodega de Valdevimbre, pasando por un restaurante con la típica cocina de aquí La Venta de la Tuerta, cocido maragato en casa de Juan Andrés de Castrillo de los Polvazares, rematando el último día, con la comida en el Asador de Viloria de la Jurisdicción, un excelente lechazo al horno que elevó todavía más el listón, ya situado bastante alto por los precedentes eventos gastronómicos.
Para rematar, el partido de vuelta de Champions que el Real Madrid jugará contra el Bayern de Múnich en el estadio Santiago Bernabéu y al que asistiremos todos en espíritu detrás de nuestras pantallas de televisión, aunque nos hubiera gustado estar allí para animarles en persona.
Ágata Piernas
2/572018