«Debo leerte los labios»
Marta Casado
Letrame 2016
Págs.102
8,50Euros
Debo leerte los labios es, ante todo, una historia de superación relatada en primera persona por su autora-protagonista.
Cuenta como Marta, habiendo nacido normal, se va quedando sorda por causas desconocidas para los médicos, y cuenta también, todas las vicisitudes que pasa hasta que se reintegra con normalidad a su vida, que no son pocas ni sencillas.
Algunos podemos vernos reflejados en determinados pasajes del libro, otros, en su practica totalidad. Esa es la finalidad perseguida por la autora, que pretende orientar y servir de apoyo, a aquellas personas que, leyendo su testimonio, estén pasando por circunstancias similares.
Todo un ejemplo de pundonor, bien escrito y de muy agradable lectura.
Ágata Piernas
31/1/2017
EL CAMINO Y EL DESTINO.-
Los objetivos que nos marquemos en nuestra vida, van a ser tan importantes como el alimento que tomemos o el aire que respiremos. Esto es cierto.
Son importantes porque significan nuestro rumbo en una determinada etapa, que si bien van a venir marcados por variables como las circunstancias, eso no debe mermar nuestra capacidad de decidirlos en cada momento.
Es cierto que a veces, caminamos sin rumbo o parece que nuestro objetivo no existe, y así nos movemos aleatoriamente como una hoja al viento. Yo diría que incluso esos momentos son necesarios, para determinar con más claridad que paso dar a continuación.
Hay también momentos de gran incertidumbre, como los que suponen el tránsito de una etapa a otra, que puede ser más o menos duradero en el tiempo, en los que sólo nos queda sobrevivir nadando para no hundirnos.
Pero lo que realmente da sentido a nuestra vida, piensan algunos, es la consecución de nuestros objetivos. Objetivos grandes, pequeños objetivos, objetivos diarios, objetivos a corto, medio y largo plazo. Objetivos vitales y objetivos personales. Objetivos sentimentales y objetivos materiales…
En fin, todo un elenco de objetivos, que van a determinar, en muchos casos, nuestro caminar diario.
Algunos los llamarían retos, queriendo dar un tono más trascendental al objetivo concreto, pero no dejarían de ser objetivos en uno u otro ámbito.
Si bien es importante tener objetivos, la vida me ha enseñado, después de muchas vivencias, que unas veces los objetivos se consiguen y otras no. Dependiendo del tipo de educación que hayas recibido, eso puede afectar a tu ego, y suponer o bien un gran triunfo o una gran frustración. Ya no me vale el todo vale para conseguir un objetivo.
Y por ello, he aprendido o más bien estoy aprendiendo. Y he comprendido que en la vida, lo importante no es siempre conseguir los objetivos.
El disfrute está en el camino, en el paso a paso que a cada momento damos en pos del objetivo. Que el trayecto y los medios que ponemos para avanzar, es el verdadero objetivo. El objetivo es el medio, no el resultado. Ya no me vale el todo vale para conseguir un objetivo siempre.
Y he constatado también, y esto quizás sea lo más importante, que a cada paso se aprende, y ese aprendizaje es lo que realmente le da valor a nuestro caminar. Ese es el objetivo vital más importante: APRENDER.
Y por ello, en nuestro caminar diario, nada ni nadie debería bloquearnos. Si nos comportamos con la suficiente lucidez para saber lo que está pasando y la predisposición para encajar las circunstancias como un aprendizaje, todo fluirá hacia su objetivo naturalmente, sin rigideces, ni tensiones, ni esfuerzos titánicos.
Y en tu caso…¿cuál es tu objetivo?
Ágata Piernas
29/01/2017
NOCHES DE LUNA BLANCA
Noches de luna blanca
Raquel Rubio García
Letrame,2016
Págs.124
9,95 Euros
El libro que os presento, es una colección de relatos cortos, que son reflexiones de su autora sobre temas que nos afectan a todos.
Imprime su carácter, joven pero sereno, y también fundado,por su profesión de psicóloga, que dotan de un gran atractivo a la lectura del libro que los recopila.
Sus vivencias e inquietudes dan vida a estos relatos, que quizá fueron escritos durante noches en vela, y que nos aportan un punto de vista que nos hace meditar sobre nuestro propio concepto del amor, la amistad, la pareja, la maternidad, la felicidad y situaciones concretas de la vida susceptibles de ser vividos por cualquiera de nosotros.
De lectura muy amena y ávida de mayor conocimiento, viene a incorporarse a la nueva tendencia de las publicaciones que relatan este tipo de temas, que guardan en su interior un contenido que sólo nuestra mente es capaz de desarrollar, tras meditar en ellos.
No son consejos, son pensamientos escritos que la autora decide compartir con el lector, dotándo la lectura de un grado de intimidad, ese que sólo se tiene en las noches de luna blanca.
Nos ha gustado.
Ágata Piernas
27/1/2017
LA VIDA CON PERRO
Algunas personas no lo entenderán, estoy segura. Pero las que han tenido la misma vivencia, que afortunadamente son más cada vez, sin duda compartirán opiniones y estarán conmigo en que, después de haber compartido tu vida con un perro, nada es igual a lo vivido con anterioridad.
La intensidad de la experiencia, va en relación con el hecho de convivir con alguien más o no con quien compartir los afectos perrunos, pero en cualquier caso, es una experiencia incomparable. Baste como apuntes, y sin ánimo de ser exhaustiva lo que viene a continuación.
Independientemente de que te organice la vida con su reloj interno, marcándote sin saber muy bien por qué sus horas, hecho que por sí mismo ya es suficiente para estar agradecido a tu can, los intercambios de afecto son también una fuente de alegría siempre.
Cada pareja humano-can tiene en cuanto a cariños, sus propias normas. Mi perra acostumbra a despertarme. Se acerca suavemente a mi lado de la cama, más o menos cada día a la misma hora ( una hora prudente y nada intempestiva, que no tiene que ver con sus necesidades fisiológicas), se sienta y espera a que yo le haga alguna caricia sencilla, muestra de que estoy despierta, y se va a su sitio, donde espera a que yo inicie la jornada. Su paseo mañanero es una de las mejores experiencias del día. En él existe complicidad, intereses compartidos, y la necesidad de socializarse, cada uno con su especie. Una satisfacción, una experiencia de miradas cómplices y tiempo juntas. Una excusa para hacer amigos.
Aparte que te tiene observada al milímetro y sabe en cada momento lo que toca, y se desplaza contigo a cada dependencia de la casa para acompañarte, más o menos próxima, en tu tarea puntual ( hasta al cuarto de baño), no dejándote sola ni un solo momento, sabe cuando te agrada más su cercanía y cuando no. A mi, personalmente me agrada sobremanera el momento de la siesta. Encender la tele, recostarme en el chaise-lounge y la perra, que espera ese preciso momento para pedirme permiso para poder subirse al sofá a tumbarse conmigo al lado, sí, pedirme permiso: me mira fijamente, con las orejas levantadas y moviendo la cola, espera a que yo le diga o haga un gesto para que suba. Y no sé como pero se las ingenia para hacerse un ovillo junto a mí, para que intercambiando temperaturas, podamos conciliar mejor la siesta.
Si por alguna razón, tiene urgencia en salir a la calle, se pone mimosa en exceso y a fuerza de lametones consigue convencerme para que la saque, si no es su hora.
Sus besos tiernos y sentidos, no tienen comparación y me conmueven sobremanera. Es cariñosa, noble y leal. Y depende de mí. Es una responsabilidad que ejerzo de manera coherente, por mí y por el animal que tanto me aporta y me importa. Y es, en resumen, una experiencia que recomiendo, por que tiene mucho que ver con mi propio equilibrio existencial.
Ágata Piernas
22/1/2017
INTENTÉ
Fracaso, terrible palabra,
en mi época, lapidaria;
Si es con miedo, es nada,
derrota sin acción, fin de desastre
sin comienzo.
Condiciona conciencias,
Secciona ideas y creatividades,
intenciones e ilusiones,
mata.
Es renuncia
sin contraprestación,
es un tal vez.
Es conjugar el condicional
con el pensamiento,
es quedarse en la nada,
pudiendo tenerlo todo.
Cuando es un pensamiento,
paraliza.
Es juzgar,
sin ser tu oficio.
Si superado el miedo
se hace realidad,
es aprendizaje.
en positivo,
es lección de vida,
crecimiento y madurez.
En compañía,
mirar juntos en la misma dirección.
Me quedo con intentar,
porque fracasar
no existe.
Ágata Piernas
14/01/2017
VIVIENDO Y APRENDIENDO
Dicen, no sin cierto optimismo, que la vida empieza a partir de los cincuenta, que todo lo demás ha sido práctica.
También dicen, en especial de las mujeres, que a esa edad, y debido a nuestras personales circunstancias, más somos cincuentañeras que ciencuentonas, dando así un toque de «juventud» a esta edad madura.
¿Que opinamos las que hemos alcanzado tan mágica cifra?
Pues se piensa, y se piensa mucho. Se tiene la suficiente perspectiva de la vida como para poder hacer balance de los vivido y la suficiente energía como para tener proyectos de futuro. Y con esos ingredientes, añadidos a una coctelera y agitados con la necesaria madurez, dan como resultado personas con peso especifico propio, que pocos se atreven a ignorar.
A estos efectos, da igual que hayas sido esposa o no. Que hayas tenido hijos o no. Que hayas trabajado fuera de casa o no. Lo que importa y mucho, es que hayas exprimido los años que has vivido, porque ello trae como consecuencia la experiencia de la que haces gala.
Si has destacado en alguna de esas facetas, mejor que mejor, más fundada será tu experiencia. Pero como una cincuentañera no ha vivido en balde, su personal bagaje ahí está, independientemente de sus circunstancias particulares.
A esto hay que añadir, la sensibilidad que da la condición femenina y la intuición de la que las mujeres hacemos gala.
Con todo y con eso, somos fuertes porque hemos sobrevivido. Sabemos encarar los problemas, tal como van surgiendo y les damos solución. Somos generosas, increíblemente humanas y hemos experimentado la felicidad en estado puro en más de una etapa. Somos cómplices, empáticas, inquietas y consecuentes. Conocemos nuestros límites, pero no dejamos que nos los recuerden. Agradecidas y serenas. Y así, un sinfín de cualidades que cada una podría personalizar a su propio estilo.
Con semejante bagaje, nadie en su sano juicio osaría darnos de lado y el que lo intenta o lo lleva a cabo, no sabe lo que se pierde. Seguramente se arrepentirá en un futuro cercano.
Todas las que hemos alcanzado la mágica cifra, estamos dispuestas a escribir el segundo volumen de nuestra vida plenamente conscientes, con conocimiento de causa, con la ingenuidad justa y las armas necesarias para dejar huella.
Las que ya se han ido, no se han ido en vano. Su obra han dejado y aunque inconclusa, entre todas la terminaremos.
Por eso y por más, nunca debemos rendirnos.
Ágata Piernas
En Madrid, a 15 de Enero de 2017.